viernes, 6 de junio de 2014

No llegaste a los 30

Algunas noches, cuando vuelvo a casa y hace frío, me río en solitario al recordar la indumentaria con la que hacías frente a la noche bogotana. No tendrías ni 25 y lucías como un abuelo hipocondriaco: Guantes de lana, gorro y bufanda. Apenas se te asomaba la redonda naríz que a pesar de intentarlo no lograbas proteger

Eras un topo de tierra caliente al fin y al cabo

A veces te recuerdo sin previo aviso y duele...
Nunca nos despedimos. Desconocía que estabas partiendo para siempre...

Una tarde puse flores en una placa con tu retrato aunque dudé que estuvieses ahí.
¿En dónde te quedaste? ¿En dónde te dejaron?


Te lloro de vez en cuando

...sobretodo cuando escucho la canción del elegido y otras parecidas que me enseñaste a entender para entenderte. Pero especialmente, para no olvidarte.