lunes, 14 de diciembre de 2009

...Mientras tanto, el planeta insomne se acomoda sin éxito a los caprichos de los Homo sin Sapiens: Hierve en la mañana por el resplandor anormal de la noche...

lunes, 9 de noviembre de 2009

El majestuoso sonido del viento

La genealidad y el capricho humanos han logrado inventos asombrosos de consecuencias inimaginadas. Por lo general la industria bélica y sus desastrosas consecuencias es de aquello que más conservamos memoria, pero existe otro espacio donde la creación ha favorecido las experiencias sensibles y lo mejor que de sí poseemos. Este es el caso de la música, una de las manifestaciones artísticas más compleja, delicada y armoniosa, donde los instrumentos, perfectas obras de ingenieria, son máquinas de una gran precisión resultado de una ingeniosa aplicación de la mecánica, la física y la matemática.

El pasado 6 de noviembre se conmemoró la efeméride 195 del nacimiento de Adolphe Sax, a quien  le debemos la existencia de muchos de los fantásticos sonidos del jazz e intérpreaciones maravillosas como las de John Coltrane gracias a la construcción que hizo del saxofón, un instrumento de viento que tiene la fuerza del metal y la calidez de la madera, pues como Sax lo explicó: mejor que cualquier otro instrumento, el saxofón es capaz de modificar su sonido para adptarse al que conviniera o de poder conservar una igualdad perfecta a lo largo de una interpretación.

El saxofón, ese instrumento tan popular en nuestros días, tiene su historia enmarcada en un capricho humano, en la idea de un belga que quizo transformar a costa de la escepticidad que acompaña todo gran cambio, el sonido tradicional de la música hace 150 años, mejorando el registro sonoro y la adaptación musical del clarinete.


Adolphe Sax creó, indiscutiblemente, un instrumento musical capaz de transmitir toda la pasión de un artista, capaz de desdoblarse como la música en sí misma. Nadie imagina el gran trabajo técnico que pudo haberle llevado su invención, sin embargo nadie podría pensar que no había en él un visionario quien merecidamente bautizó con su propio nombre a esta máquina que transforma al viento en majestuoso sonido.




miércoles, 4 de noviembre de 2009

La contemplación

Cuando se es adulto difícilmente el asombro golpea a la puerta, sin embargo algunos eventos, algunas manifestaciones humanas llegan justo al centro de la sensibilidad y logran afectar y abstraer.

¡Ése es el poder del arte!  

...Traspasar las estructuras, ausentar el tiempo, modificar el espacio, transgredir la realidad y elevar al espectador o al participante de la obra de arte a un estado de contemplación en el que la imaginación o la profunda conciencia abarcan todo el pensamiento.
 
Hace un par de semanas, visité un museo dedicado a la ciencia en el evento más importante al respecto en Colombia "Expociencia", un encuentro de profesores y estudiantes ávidos de conocer o de exponer sus logros y curiosidades científicas, desarrolladas en el aula de clase a partir de una sencilla pregunta como ¿Será cierto que la planta llamada matarratón (Gliricidida Sepium) mata ratones? (Estudiantes de un colegio de la Guajira).

Entre las exposiciones de este museo se encontraban juegos para la comprensión de algunos conceptos de física y biología, colecciones de máquinas que con el tiempo han quedado osoletas y olvidadas, una muestra de astrofotografia que convertían a Pollock en un pintor sin mayor gracia y casi al final una serie de artículos comunes que a pesar de ello causaban curiosidad e invitaban a contemplarlos: Primero una foto hermosa y tranquila ¿La sorpresa? El farol que hacía especial la imagen se encontraba guardado en una maleta junto a mis pies y podría haberla cerrado y llevar conmigo el objeto para alumbrar cualquier calle de la ciudad y hacerla más humana. Pero esa luz no me pertenecía, hacía parte de la serie Portátiles de Ximena Velásquez "una gran artista".


Es complicado delimitar el arte, ahora que cualquier tipo de intervención pretende serlo, aún así el arte verdadero se parece a la ciencia en el asombro y el acercamiento que genera, por eso justifico la presencia de la obra de Ximena Velásquez en Expociencia,  pues el primer paso para las grandes y pequeñas exploraciones es la sorpresa ante lo aparentemente cotidiano, tan sencillo que se podría pensar carente de explicación.


martes, 27 de octubre de 2009

¿A dónde viaja el asombro?

De la infancia se guardan muchos recuerdos, como de un maravilloso viaje, veloz y lejano. Basta un tenue aroma, una canción conocida, una imagen que se repite y ese viaje vuelve a la memoria ocupando los pensamientos durante un rato.

Piero, el cantante argentino, y los recuerdos que su sinfonía inconclusa del mar me traen a la memoria, son la mejor excusa para resguardarme en mi propia "edad de los porques" y detenerme a pensar en el rostro incredúlo de los pequeños frente a situaciones típicas de un día cualquiera: el humo que se asoma en un vaso cuando se vierte agua caliente, el color que deja el frotar entre las manos un pétalo de flor.

Cuando se habita la infancia el mundo se presenta como permanente inquietud y todo lo que sucede es un evento mágico, pero a medida que los años pasan las preguntas disminuyen, la sorpresa también....

¿Realmente son los años aquello que separa a los adultos de los pequeños?
No. La diferencia se basa en que Los niños estan despiertos, habitan con el asombro. Por eso hay preguntas y con cada una de ellas la posibilidad de aventurarse en la experimentación, en la búsqueda de respuestas.

Desconozco a dónde viaja el asombro con el paso de los días pero afortunadamente los niños se renuevan y de esta manera los porqué vuelven a ocupar su lugar en el tiempo, sacándonos de la comodidad de vez en vez, permitiéndonos jugar a ser científicos y a encontrar soluciones a algunas de las más sencillas y geniales inquietudes.

domingo, 25 de octubre de 2009

Incertidumbre

El primer instante de SER, consiste en una ruptura difusa entre lo posible y lo imaginado, carente de seguridad y claridad.

El mundo al que pertenecemos, ese al que nuestros sentidos se han habituado sin más interrogantes, no es muy distinto de aquel abstracto microcosmos que estudia la ciencia. Cada decisión, cada giro en el camino andado, cada palabra pronunciada, marca de una manera indeterminada la existencia sin permitirle suceder de otro modo. Así funciona nuestra vida, tal como se comportan las partículas que constituyen el universo: Werner Heisemberg, a sus 25 años sabía todo sobre las limitaciones fundamentales de la existencia de lo diminuto, con su Principio de Incertidumbre demostró que "medir la posición del electrón en un instante hace inexacto nuestro conocimiento de su posición futura" pero su premisa asegura también que esta limitación frente a la medición de la posición y el momento no es apreciable en los objetos de tamaño ordinario y sin embargo la existencia de los hombres está signada por la incertidumbre y el temor constante frente a la posibilidad de errar.

"Cuanto mayor sea la exactitud con que se conoce la posición, menor será la exactitud con que se conoce el momento" y viceversa. El futuro no puede conocerse, el tiempo es tan sólo una invención humana y lo único que nos es posible saber con exactitud es nuestra condición actual. Al fin y al cabo como dijo Carl Sagan la tierra es sólo un pálido punto azul en la inmensidad del universo, y nosotros en él partículas tan pequeñas como electrones.


Un pálido punto azul