miércoles, 11 de julio de 2012

El gemelo que tenemos en algún lugar del mundo



¿Cómo te llamas?, me preguntan, y cuando digo mi nombre me inquieren con un "Tu rostro se me hace familiar" o "siento que te conozco de otro lugar".

Me ha sucedido ya varias veces con distintas personas, de diferente edad y género. Muchos dicen haberme visto antes aunque yo no les recuerde, a pesar de que sus rostros jamás me sean familiares. Jocosa, siempre respondo algo distinto y lo dejo pasar. Esta tarde, sucedió exactamente la misma situación con un par de hermanos (ella y él, por si las moscas), minutos después de leer un artículo en el cual se aseguraba que en la actualidad cada uno de nosotros tiene de manera aproximada 40 clones rondando por el mundo. Que eso de ser únicos e irrepetibles parece no ser más una verdad genética invariable y que para cada uno de nosotros hay otras 40 personas que comparten el mismo rostro.




¿Tendré unos rasgos comunes?¿Cabrá la posibilidad de tener a mis "gemelas" rondando justo en el país, en la misma ciudad en la que habito? ¿Habrán otras Nathaly viviendo vidas que no quise vivir, que dejé de lado, unas que me harían más feliz o menos de lo que soy siendo esta que escribe?

Me gusta la multiplicidad de quienes podemos ser. De todo lo que somos en potencia. Para mi es casi un juego de rol el ser llamada en algunos contextos por mi nombre de pila y en otros por mi segundo nombre. Presentarme frente a ciertas personas, en el campo laboral, con mi profesión, ante otras con mi oficio e incluso a unas con mis gustos. Sin embargo todas "aquellas" que habitan en mi, no dejan de ser fragmentos o multiplicidades de la que soy en unidad. Pero otra cosa es pensar que hay varias reproducciones de nuestro "yo" presentándose al mundo de otra manera en un momento previo.

¿Soy la original o el duplicado?¿La usurpada o quién usurpa? Éstas preguntas que no hallarán respuesta -espero- sólo pueden descansar en un deseo que equilibre el cosmos: Si una de las copias posibles ha de perecer que sea aquella menos satisfecha consigo misma.

No dejo de pensar en la película "La doble vida de Verónica" y el dilema de una que toma la foto, y de otra que es fotografiada. Ésta, la verónica a quien inevitablemente la cámara le roba la esencia, "la vida misma" diría el pintor del retrato oval en el famoso cuento de A.Poe.




Quizás sea mejor no confrontar jamás esos múltiples "yo" que habitan en el mundo y evitar descubrir que se es el elegido a causa del desaparecimiento del otro o morir descubriéndolo.



Sobre la película:

Título: La doble vida de Verónica
Título original: La double vie de Véronique
Dirección: Krzysztof Kieslowski
País: Francia, Noruega, Polonia
Año: 1991